El pasado 11 de mayo de 2022, el presidente del Gobierno de España anunció una suma de 800 millones de euros adicionales para el PERTE Agroalimentario, más allá de los 1.000 millones de euros contemplados inicialmente. Esta inyección adicional irá destinada para que el sector primario acometa una transformación de su industria en torno a la mejora de la gestión del agua y la modernización de su uso.
Particularmente para el sector agroalimentario, el agua es un recurso natural esencial dentro de las cadenas alimentarias, desde la etapa de producción ganadera y agrícola de las materias primas, para aprovechar el potencial de la tierra al máximo, así como para permitir que las plantas utilicen plenamente los demás factores de producción que elevan los rendimientos.
Pasando por su transformación en las industrias alimentarias, hasta el consumo final de los alimentos por parte de los consumidores. Por tanto, una buena gestión del agua (unida a una gestión adecuada del suelo) contribuye a asegurar una producción mejor. Es por esto por lo que el riego es una actividad básica, a la vez que primordial, para una cosecha.
Con esta última actualización presupuestaria se pretende abordar un objetivo clave ante el gran reto por la lucha contra el cambio climático y la preservación del suelo: el cambio en la orientación de la producción del sector agroalimentario fomentando la conservación de los recursos naturales e impulsando las inversiones orientadas hacia la sostenibilidad.
En los últimos años, sobre todo con la irrupción de la pandemia, ha crecido la preocupación por la salud y el cuidado del medio ambiente. Esto, a su vez, ha favorecido el consumo de alimentos considerados saludables y la apuesta por lo ecológico y la biodiversidad. Tras superar la crisis sanitaria sin problemas de abastecimiento, el sector puso el foco en los desafíos de sostenibilidad y digitalización. Sin embargo, en 2022 el estallido del conflicto en Ucrania ha vuelto a impactar al sector agroalimentario originando un aumento en los precios agrícolas en los mercados internacionales, y su trayectoria a corto plazo es muy incierta, condicionada a la evolución del precio de los insumos y, a más largo plazo, a las políticas de biocombustibles vinculadas a los esfuerzos para descarbonizar la economía global. Entre ellos, el aumento del coste de los fertilizantes que se ha producido a nivel global es especialmente preocupante para el campo español, importador neto de este insumo.
Ante este paradigma, este momento es fundamental para el sector agrario, ganadero y para la industria transformadora poder contar con un PERTE como aliado que permitirá una salida de la crisis con grandes oportunidades de futuro. Un futuro que pasa por dar respuestas a los retos medioambientales y tener herramientas como la digitalización, que permita tomar mejores decisiones y acceder a nuevas vías de comercialización.
Por todo ello, es el momento de invertir en las nuevas tecnologías para hacerlo competitivo y sostenible, así como aprovechar todas vías de financiación disponibles.
En este sentido, la correcta gestión de los datos implica casi proporcionalmente, una mayor eficacia, que puede trasladarse de forma directa a nuevas formas de trabajo, consiguiendo una mayor productividad y sostenibilidad, pero sin modificar las propiedades y cualidades de los alimentos. El uso de tecnologías block-chain, clave dentro del PERTE Agroalimentario, podrían crear una mayor conexión entre proveedores dentro del sector retail, creando vínculos directos dentro de toda la cadena de valor, garantizando que los agricultores puedan cobrar sus productos a un precio razonable y que los minoristas reciban al mismo tiempo productos de calidad para venderlos posteriormente al consumidor. Trabajar dentro de esta cadena de valor, implicará determinar los márgenes de precios y la entrega de productos a sus clientes finales de forma óptima.
Por tanto, a esta cantidad será necesario añadir los efectos positivos sobre el conjunto de la economía derivados de la creación de nuevos modelos y oportunidades de negocio, las nuevas oportunidades laborales generadas por las actuaciones ligadas al PERTE, así como los ahorros generados en el tejido productivo, las economías domésticas y los presupuestos públicos.
El PERTE Agroalimentario se une a otras acciones dentro del Plan de Recuperación, como lo es la del Componente 3, dotado de 1.051 millones de euros para el sector agrario, sin olvidar otras líneas de oportunidad como son los casi 55.000 millones de euros hasta 2027 disponibles gracias a la Política Agraria Común (PAC), el Fondo Europeo Marítimo o los derivados del Plan de Recuperación. La cifra más grande que ha manejado España hasta el momento.
En su componente 3, el PRTR contempla destinar 1.051 millones de euros de los fondos europeos Next Generation a la transformación ambiental y digital del sistema agroalimentario y pesquero español, con la vista puesta en cuatro focos:
• Uso sostenible de recursos y del suelo agrícola.
• Ahorro energético y autoconsumo.
• Economía circular y gestión de residuos.
• Introducción de tecnologías.
Con estas prioridades, se impactará en los sistemas de riego para hacerlos más eficientes, se potenciará el uso de fuentes de energía renovables para el bombeo de agua o para sistemas de abastecimiento y se invertirá en proyectos de pesca extractiva y acuicultura relacionados con el diseño ecológico, la transformación de residuos y el reciclaje de materiales, entre otras cosas.
Actualmente se están abriendo dentro del Componente 3 los programas de Ayudas destinadas a proyectos de inversión dentro del plan de impulso de la sostenibilidad y competitividad de la agricultura y la ganadería:
Todo ello con el fin de favorecer y facilitar el acceso de alimentos sanos, seguros y sostenibles cubriendo la demanda del consumidor.
Además, hay que tener en cuenta otras actuaciones como la digitalización del ciclo del agua, la llegada de la banda ancha a todo el territorio o el fomento de las energías renovables que ayudarán en gran medida a alcanzar los principales retos del sector.
Ante este escenario de oportunidad, es aconsejable realizar un punto de situación inicial en la definición de las líneas de interés por parte de las empresas, priorizando dichas inversiones y determinando sus presupuestos para poder realizar un mapa de oportunidades y determinar la vía más adecuada de financiación teniendo en cuenta la estrategia de negocio de las empresas.
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