El sector biosanitario es estratégico para reactivar los sectores económico y social del país. Del mismo modo, este contribuye a potenciar un mejor modelo productivo industrial a fin de que sea más sostenible y digital. El conjunto de la sociedad ha comprobado con esta pandemia hasta qué punto la salud, la investigación biomédica y el medicamento que resulta de ella, son críticos para el bienestar, el progreso y el futuro de una sociedad moderna. En estas circunstancias son necesarias unas recetas de futuro para un crecimiento inteligente del sector sanitario.
El ecosistema sanitario se conforma por un conjunto muy amplio y diverso de perfiles, conformado desde el sector académico que aglutina el conocimiento e investigación biomédica, como en los organismos públicos de investigación, universidades, hospitales, centros de investigación y fundaciones privadas. También el propio Sistema Nacional de Salud (SNS), y hasta el sector industrial, biotecnológico y farmacéutico son determinantes.
La industria farmacéutica y el sector de la tecnología sanitaria, está llamada a jugar un papel crucial para la recuperación del país. El sector sanitario y empresarial tiene gran capacidad de aportar soluciones en distintos ámbitos socioeconómicos: creación de empleo de calidad, regeneración del tejido industrial sectorial, y una apuesta decidida y continuada en el tiempo por la inversión en I+D. La industria biofarmacéutica es un pilar fundamental dentro de la economía española, no solo por su capacidad de crear empleo de calidad, capacitación y su alta productividad sino también por su efecto arrastre en I+D, siendo una palanca de crecimiento en España y promoviendo la competitividad internacional.
Si nos centramos en indicadores, considerando todo el sector de la salud, se estima que las actividades económicas relacionadas con la salud generaron un valor añadido bruto de de 94.600 millones de euros, equivalente al 8,7% del PIB. El 59% de dicho VAB (56.000 millones) se concentra en las actividades hospitalarias, médicas y odontológicas. La fabricación y comercialización de productos farmacéuticos genera alrededor de 19.000 millones al año, equivalente al 1,8% del PIB, sin considerar el efecto adicional de arrastre de este sector industrial, consecuencia y derivado de consumos intermedios generados por industrias y servicios auxiliares que se ven indirectamente favorecidos por la actividad biofarmacéutica en nuestro país.
En términos económicos, estudios recientes recogen que por cada euro invertido en investigación sanitaria (pública o privada), el resto del tejido productivo español genera 1,4 euros en valor añadido bruto (1,6 si se considera el efecto inducido). Se considera que una mejor salud puede contribuir a un incremento del 8% del PIB global hasta 2040.
Según los últimos datos de la Federación de Asociaciones de la Industria Farmacéutica Europea (EFPIA), España ha adquirido importancia el sector farmacéutico dentro del entorno europeo, asentándose como el quinto más importante en volumen de ventas (tras Alemania, Francia, Italia y Reino Unido), y el séptimo mercado de la Unión Europea en términos de producción (tras Suiza, Alemania, Italia, Francia, Reino Unido e Irlanda).
Los objetivos de la Estrategia Española de Ciencia y Tecnología y de Innovación (EECTI), es alinear también el plan estratégico de salud con la priorización estratégica europea, y contribuir así, a alcanzar los objetivos de “Plan Europeo de Lucha contra el Cáncer”, la “Nueva Estrategia Industrial para Europa”, y la “Estrategia Farmacéutica para Europa”, a través de la cooperación de todos los agentes del ecosistema, tanto públicos como privados.
Además, no hay que olvidar que uno de los grandes retos del sector biomédico para el presente y el futuro inmediato, se basa en el impulso hacia una salud digital, conocida como “eHealth”. De este modo, el desarrollo experimental hacia la investigación en soluciones avanzadas en la Ciencia de Datos e Inteligencia Artificial que optimicen la recogida, el tratamiento, el análisis y la explotación de los datos, para así poder mejorar la prevención, el diagnóstico, el tratamiento y la rehabilitación de las personas, permitirá poder dar un paso hacia adelante en la toma de decisiones de manera más segura y eficiente. Digitalización de procesos como la monitorización remota, desarrollo de dispositivos médicos, uso de las tecnologías habilitadoras como la inteligencia artificial, blockchain, análisis masivo de datos, real word evidence, robotización, entre otras tecnologías, son actuaciones esenciales para poder llevar a cabo la gran revolución digital y el salto hacia las aplicaciones médicas. También se ha visto que es necesario reforzar el tejido industrial nacional, impulsando proyectos de innovación experimental en procesos para asegurar un mayor grado de autosufiencia en la fabricación de principios activos, medicamentos emergentes y fármacos esenciales.
De este modo, la situación actual en la que vivimos se enmarca dentro de un contexto muy favorecedor para realizar actuaciones enfocadas a este crecimiento de la industria tanto en ámbito nacional como internacional. Ejemplo de ello es el fortaleciendo en este posicionamiento hacia la inclusión de la investigación y desarrollo e innovación incremental tanto en procesos como en productos.
En este contexto, los modelos de cooperación público-privada, la innovación abierta en productos y procesos, la capacitación, cohesión territorial y las alianzas estratégicas integradas multisectoriales con participación y coinversión pública ofrecen grandes oportunidades para elevar la innovación y transformación digital en el sector biofarmacéutico español, aspectos clave para el presente y futuro de la industria sanitaria.
Además de la gran contribución del sistema sanitario español hacia un crecimiento inteligente, sostenible e inclusivo, incluyendo la igualdad de género, la cohesión económica, el empleo, la productividad, la competitividad, investigación, desarrollo e innovación, también cobra especial relevancia el impulso hacia actuaciones focalizadas en la transformación ecológica y energética
Estas se deben adaptar a los nuevos criterios ambientales para disminuir el impacto fabril en el medio ambiente y la reducción de la huella climática. Por último, se pretende dar un fuerte impulso hacia modelos de economía circular, en donde las posibles iniciativas empresariales que pueden tener cabida se enmarcan en inversiones para incentivar modelos de negocio más limpios, de este modo proyectos como ecodiseño, reducción de residuos, reciclaje, reutilización, valorización, logística inversa, diseño de packaging sostenible, incremento de la durabilidad o servitización de equipos médicos, serán actuaciones muy relevantes en 2022 y próximos años.
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